sábado, 29 de marzo de 2008

Entrevista a una anorexica (Parte III)

Sabàdo 16 de Febrero de 2008

-¿Qué tácticas seguía?
- Bebía cuatro litros de agua - ¡u ocho!- para "eliminar toxinas", pasaba cinco horas diarias - ¡o más!- en el gimnasio...
- ¿De dónde sacaba tiempo?
- De estudiar, dormir, salir con amigos...
- ¿Qué más hacía?
- Ducharme con agua fría antes de salir de casa, porque me parecía que la caliente me "dilataba"... ¡Desarrollas muchas paranoias!
- ¿Y con la comida?
- Primero no comía postre, luego me saltaba comidas, o fingía sonarme y echaba bocados en el kleenex, escondía la comida y luego la tiraba, o la vomitaba...
- ¿Y sus padres? ¿Sabían todo esto?
- Estaban muy preocupados. Pero no podían hacer nada: sólo una misma desde dentro puede actuar. En casa, mi madre siempre había seguido dietas, y desde niña yo oí lo de "hoy he sido mala" por comer según qué...
- ¿Hasta qué peso llegó usted a descender?
- No, eso no se lo diré.
- ¿Por qué?
- Porque la anorexia es como una competición. Si una anoréxica lee aquí el peso al que yo bajé, querrá emularlo... o bajar más.
- Quizá frena si ve el cartel de Toscani...
- ¡No, al revés! Una anoréxica pensará: "A mí aún me queda mucho margen para llegar hasta ahí", lo que le da mecha para seguir... Ese cartel, pues, es muy pernicioso: no disuade a una anoréxica, sino que la estimula.
- Le agradezco la reflexión.
- Tengo amigas delgadas que no son anoréxicas, y otras con sobrepeso que lo son: esta enfermedad está en la cabeza. Y desarrollas gran capacidad para mentir: a mis padres les decía que salía a cenar con amigos, a los amigos les decía que venía cenada de casa... Y, así, ¡una comida menos!

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